Una tarta muy sencilla y con muy pocas calorías, algo que podemos tomar después de una buena comida y no nos hace sentirnos pesados.
Me la explicaron con otra manera de presentación, la hice, estaba muy rica, pero no me convenció su aspecto, y entonces me inventé la que os explico a continuación , y el resultado fué igual de bueno a la hora de comer y para mi gusto más vistoso
Una lata grande de piña al natural
Un sobre de gelatina de fresa
Un vaso de agua
Preparación:
Abrimos la lata de piña al natural, colamos el jugo y reservamos.
En una fuente tipo Pyrex ó un molde de silicona, ponemos las rodajas de piña de manera que quede por igual repartida, algunas rodajas hay que partirlas por la mitad.
Ponemos el jugo de la piña en un cazo al fuego y hacemos en él la gelatina como indica el sobre, se le añade el vaso de agua.
Una vez terminada de hacer la gelatina, se vuelca sobre la piña que tenemos en la fuente ó en el molde, hay que tener en cuenta que en ese momento la gelatina está completamente líquida y que tomará su consistencia después de unas horas en el frigorífico.
Primero la dejo enfriar un poco a temperatura ambiente y después la introduzco unas horas en el frigorífico.
Una vez que se ha cuajado la gelatina, volcamos la tarta en una fuente apropiada para ella y este es el resultado
Queda muy vistosa y muy agradable de comer y como veis al no necesitar horno, es muy rápida y fácil.
Ultimamente la he hecho para más personas con doble cantidad en todo y la he adornado con una macedonia de frutas naturales: plátano, fresas y kiwis, ha quedado genial