El pollo es de las carnes más sanas que podemos tomar y de las más económicas también, admite muchísimas preparaciones y sabiéndole dar su punto exacto nos quedan unos platos riquísimos.
Hoy traigo al blog uno de los más fáciles y conocidos, pero como dice el refrán que «cada maestrillo tiene su librillo» (yo no me considero maestra de nada, sólo que me gusta compartir mi cocina por si alguien le viene bien), aquí os explico como lo preparo y os aseguro que sale para chuparse los dedos.
Ingredientes:
- 1 pollo troceado
- 5 ó 6 dientes de ajo
- 100 grs. de AOVE (aceite oliva virgen extra)
- 1 copa de vino fino Montilla-Moriles (donde no se encuentre esta clase de vino, se puede cambiar por cognac
- tomillo
- colorante alimentario
- sal y pimienta molida
Preparación:
El pollo no lo he troceado demasiado pequeño, porque de esta manera queda más jugoso, le he quitado la piel a los muslos, pero se la he dejado a la pechuga por la misma razón anterior.
Salpimentamos los trozos de pollo, ponemos una cacerola con el aceite al fuego y cuando esté caliente éste último, sellamos la carne en él.
Mientras picamos los ajos y, cuando la carne haya perdido el aspecto de cruda, se los incorporamos.
Les damos unas vueltas para que los ajos y la carne se sigan haciendo, le ponemos el tomillo y el vino.
Cuando vemos que éste último se ha evaporado, le ponemos agua para que hierva un poco más y se acabe de poner tierno.
Le añadimos el colorante, rectificamos de sal y debe quedar en una salsa espesita y rica que hará nuestras delicias si en ella mojamos algún que otro trozo de pan.
Y como acompañamiento no hay nada mejor que unas patatas naturales fritas con un buen AOVE.
Lo dicho al principio «Pá chuparse los dedos» !!!
Que buena receta!! Fácil, sencilla y tiene que estar riquísima!!
Apuntada!!
Tiene una pinta excelente y seguro que mejor sabe