Un dulce clásico, de los de toda la vida, pero que yo no me había atrevido ó decidido a preparar en casa, pero mira por donde mi amiga Ana, autora del blog La Cocinika de Ana, lo publicó no hace mucho tiempo y lo ví tan fácil y ligero que me puse a hacerlo, salió exquisito, con una maestra así las cosas se facilitan mucho, gracias Ana por tu receta.
Verdaderamente el título está muy bien puesto, pues es un deleite el comerlo que te hace sentir en otra órbita, si os animais a hacerlo ya me contareis.
Ingredientes:
- 7 yemas de huevo
- 2 huevos enteros
- 350 grs. de azúcar (para el almíbar)
- 350 grs. de agua » «
- la piel de un limón
- canela en rama/astilla
- caramelo líquido
Preparación:
Empezamos caramelizando el molde donde lo vamos a hacer en el horno, también se puede hacer el caramelo si se quiere con tres cucharadas de azúcar, una de agua y unas gotas de limón y al fuego hasta que comience a dorarse, pero yo en este caso he utilizado el que encontramos en el supermercado que da muy buen resultado y nos ahorra trabajo.
Ponemos el agua con el azúcar, la cáscara de limón y la canela en rama en una olla ó cacerola, removemos bien y lo ponemos al fuego para hacer el almíbar, debe hervir unos 15 minutos y ya vemos que se queda a punto de hebra.
Mientras tanto, ponemos las yemas y los huevos en un bol y los batimos.
Esperamos que se enfríe un poco el almíbar y mezclamos todo. Y con la ayuda de dos coladores, para que no quede ningún grumo, ponemos la mezcla en el molde caramelizado.
Y finalmente, tapamos muy bien el molde con papel de alumnio y lo introducimos en el horno, que lo habremos precalentado a 160 grados, al baño maría, eso es dentro de un recipiente más grande con agua en el fondo, durante 45 minutos. Cuando haya pasado este tiempo se pincha con una aguja y si sale seca y limpia, es que está, si no es así es cuestión de dejarlo unos minutos más, cada horno puede responder de una manera distinta.
Lo sacamos del horno, dejamos que se enfríe y lo metemos en el frigorífico unas horas antes de consumirlo, yo lo dejé toda una noche.
Llegado el momento, desmoldamos, servimos y hacemos las delicias de nuestros comensales.
Si lo quieres acompañar de nata montada, le va de maravilla